Día 1
Limpiamos bien el romero y le quitamos todas las agujas. Las envolvemos en un nudillo de tela fina, cerrando bien para que no se abra.
En un caldero para mermeladas, mezclamos las mirabelles con el azúcar y los nudillos de romero y cocemos hasta el primer hervor. Apartamos del fuego, vertemos en un bol y dejamos enfriar tapado con papel film.
Reservamos una noche completa en la nevera.
Día 2
Al día siguiente, vertemos esta mezcla en un caldero para mermeladas y ponemos a fuego vivo hasta que rompa a hervir.
Removemos constantemente para que la mermelada no se nos queme.
Dejamos cocer unos 7/8 minutos después del hervor y probamos el punto con la prueba del platito*.
Si queda algo de espuma la sacamos con una cuchara o añadiendo un trocito de mantequilla hasta que ya no quede espuma.
Sacamos los nudillos de romero, apretando bien para que sueltan todo su sabor y mezclamos con el resto de la mermelada.
Ya podemos envasar la mermelada todavía hirviendo en los potes previamente escaldados. Los guardamos boca abajo hasta que se enfríen.
Esperamos 48h antes de pasteurizar** la mermelada si no la vamos a consumir en unas semanas. Así duran varios años, ¡si no te las comes antes!
Bon profit!
Algunas explicaciones útiles o no tan útiles
* La prueba del platito
Para saber más acerca de mermeladas y como conseguir que te salgan perfectas puedes pinchar aquí.
Ya sé que existen varios métodos serios para averiguar si la mermelada está lista o no. Pero a mí, la que más me gusta, es la que solía usar mi abuela: cuando se empieza a preparar la mermelada, se pone un platito en el congelador y cuando se quiera averiguar si la mermelada está en su punto, se vierten una o dos gotas de mermelada sobre el platito. Si se corren en el plato, hay que añadirle algún tiempo de cocción. Si se aguantan, esto significa que la mermelada está lista.
Pero nunca hay que olvidar que todas las frutas no “cuajan” de la misma manera, o sea que la mermelada de fresa nunca será naturalmente tan firme que la de plátano por ejemplo.
** Pasteurizar mermelada casera
Suelo usar menos azúcar en mis mermeladas que en las recetas clásicas. Para que me duren meses (¡e incluso años!) a pesar de esto, siempre las esterilizo. ¿Cómo? Es muy sencillo: en la olla presión, 5 minutos al 2. ¡Y ya está! Así las puedo conservar varios años: algunas que se habían escondido incluso me duraron 3 años (más la verdad es que no lo sé porque ¡¡¡nunca he tenido mermeladas que duren tanto!!!).
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