Para ver recetas con gofrera podéis pinchar aquí.
La gofrera junto con el sifón, el caldero para mermeladas y la yogurtera fueron de las primeras cosas que compramos cuando empezamos a salir juntos. Creo que no había momento más placentero que levantarnos los domingos y preparar nuestros propios gofres para desayunar, olvidándonos del mundo y disfrutando de aquellos momentos.
Desde entonces, de manera bastante regular, los fines de semana nos tomamos más tiempo para desayunar y preparamos gofres variados, que vamos comiendo de pie en la cocina, a medida que van saliendo de la gofrera.
No tenemos ninguna gofrera sofisticada, que se gire o con alta tecnología, nos costó menos de 15 euros y llevamos años usándola sin que se peguen los gofres y de un tamaño perfecto para nuestro gusto.
Además con el paso de los años hemos aprendido a sacarle todavía más partido preparando con ella unos gofres salados que pueden ser una rica alternativa a una pizza o un bocata para cenar. Calentitas y crujientes con una buena ensalada, me saben a gloria :o)
Y si las cortamos en triángulos, también tenemos unos aperitivos originales para ir picando en cualquier cena, vamos que es cuestión de tener ideas y más ideas para usarla más y más veces.
Otro punto (muy) a favor de los gofres: se congelan maravillosamente bien una vez enfriados en la rejilla de repostería. Los colocamos en una bolsa de plástico, separándolos con papel vegetal. Cuando nos apetezca un gofre, bastará un par de minutos en el micro programa descongelar para tener un gofre casero calentito o un par de minutos en la tostadora si lo preferimos todavía más crujiente ;o) más sencillo no puede ser, ¿verdad?
En casa, así usamos la gofrera:
Cuando ya tenemos la masa lista (después del tiempo de reposo si es preciso), sólo falta cocer los gofres.
Calentamos la gofrera (en nuestro caso es anti adherente, por lo cual NO USAREMOS nunca aceite o mantequilla, no es necesario y estropearía la gofrera) hasta que la luz se apague, cosa que significa que podemos echar la masa.
Vertemos unas dos cucharadas bien grandes de masa por gofre (también resultan muy cómodas las «cups» americanas para hechar la cantidad justa de masa, puede ser variable dependiendo de la masa y de lo espesa que sea).
Dejamos que los gofres se cuezan unos 2/3 minutos dependiendo de la receta, tienen que quedar ligeramente dorados.
A medida los vayamos teniendo listos, los colocamos en una rejilla de repostería para que no se ablandezcan por la humedad y ¡a disfrutar!
En casa los solemos comer de pie en la cocina o pongo la gofrera en la misma mesa porqué como más nos gustan es super calentitos jejeje